25 de febrero de 2014

La medicina en la Edad Media

La caída del Imperio Romano trajo como consecuencia la perdida de practicas higiénicas. Durante la Edad Media, muy pocas personas tenían acceso a agua potable, al baño con regularidad o a un sistema de alcantarillado. Las enfermedades y el hambre eran muy comunes para esa época y la medicina era dominada por la religión.

Se creía que las enfermedades eran un castigo de Dios por haber pecado y la única manera de curar esos "pecados" era mediante la oración, pidiendo por el perdón de los pecados de la persona enferma. Los médicos medievales eran generalmente, sacerdotes o estudiosos religiosos, no habían médicos mujeres ya que en esa época se veía mal que una mujer practicara la medicina.

Los hospitales casi siempre se encontraban en monasterios donde a los pacientes se les daba comida y se les confortaba, a la vez de rezar por su bien. Las curas tradicionales, tales como plantas medicinales pociones eran vistos como brujería y prohibidas por la Iglesia. Las personas que usaran esos medios para  curar a enfermos y eran descubiertos tendrían sentencia a muerte.


Libro arabio con plantas medicinales

Para diagnosticar algunas enfermedades, los galenos (seguidores de Galeno de Pérgamo, medico griego) se basaban en el color y el olor de la orina de la persona enferma ya que creían que el desequilibrio de los humores tenia un papel importante en las enfermedades.

Cuando las enfermedades eran provocadas por exceso de sangre se recurría a la sangría, el cual es un proceso que consiste en una modalidad de tratamiento médico que consiste en la extracción de sangre del paciente para el tratamiento de dolencias. Y si era necesario solo un poco de sangre se usaban sanguijuelas.

Barberos realizando una sangría


La cirugía era practicada solo por los 'barberos-cirujanos' y no por médicos capacitados. Los cirujanos medievales utilizaban vino como antiséptico y substancias naturales tales como la mandrágora, el opio y la cicuta como anestésicos.

Los dichos cirujanos operaban ulceras faciales y hasta cataratas pero no estaban conscientes de que la falta de higiene en los instrumentos y en sus propias manos traía como resultado hemorragias, shock o infecciones. Algunos médicos creían que era bueno que hubiera pus en las heridas y los cirujanos medieval podía curar a un paciente epiléptico taladrándole el cráneo para que el demonio saliera de su cuerpo.



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